Cuando el inspector de Hacienda coloca delante de usted esas actas para firmar, se enfrenta a una de las decisiones más transcendentes para su empresa. Una decisión que puede representar la diferencia entre ahorrar miles de euros o pagar de más innecesariamente.
La mayoría de empresarios ven este momento como el final del proceso. Es, en realidad, el comienzo de una nueva fase donde sus decisiones determinarán el coste real de la regularización.
La matemática oculta de las reducciones
Firmemos o no en conformidad, Hacienda aplicará la misma liquidación. La diferencia está en las sanciones y en sus opciones futuras.
Conformidad: El descuento inmediato
- Reducción automática del 30% en la sanción
- Posibilidad de reducción adicional del 40% si paga sin recurrir
- Coste total de la sanción: hasta un 58% menos
Disconformidad: Preservar opciones
- Sin reducción automática del 30%
- Mantenimiento completo del derecho a discutir hechos y derecho
- Reducción del 40% solo si no recurre
Pero aquí está el matiz que marca la diferencia: la conformidad no es solo una cuestión de dinero inmediato, sino de opciones estratégicas futuras.

El precio real de la «Aceptación»
Cuando firma en conformidad, está renunciando irrevocablemente a discutir los hechos. Los hechos del acta «se presumen ciertos» para siempre. Si después descubre documentación que los contradice, o si su asesor identifica errores fácticos del inspector, ya será tarde.
Esta es la trampa más costosa: cambiar un descuento del 30% presente por la imposibilidad de defenderse en el futuro.
¿Cuándo conviene cada estrategia?
La conformidad es estratégicamente acertada cuando:
- Los hechos son indiscutibles y están correctamente reflejados
- La regulación es técnicamente sólida
- El ahorro en sanciones justifica renunciar a opciones de recurso
- Su asesor confirma que no existen argumentos jurídicos sólidos
La disconformidad preserva valor cuando:
- Existen dudas sobre la interpretación normativa aplicada
- Los hechos no están completa o correctamente descritos
- La cuantía de la sanción hace rentable el procedimiento de recurso
- Su situación particular presenta matices no considerados por el inspector

La conformidad parcial: la opción sofisticada
Permite aceptar lo indiscutible (obteniendo reducciones en esa parte) mientras preserva el derecho a discutir lo controvertible.
Esta estrategia requiere un análisis granular de cada elemento de la regularización, separando lo que conviene aceptar de lo que merece discutirse. Es compleja de ejecutar, pero puede ser la más eficiente económicamente.
El error más costoso es decidir sobre la marcha, bajo la presión del momento. Esta decisión requiere:
- Análisis técnico completo de la regulación propuesta
- Evaluación económica de escenarios (costes vs. reducciones vs. probabilidades de éxito)
- Revisión jurídica de los fundamentos aplicados
- Planificación estratégica del procedimiento posterior
Su posición negociadora empieza aquí
Curiosamente, muchas empresas ven la inspección como algo que «se les hace». La realidad es que, desde el momento de la firma del acta, usted pasa a ser parte activa de un procedimiento donde sus decisiones determinan el resultado final.
La conformidad o disconformidad no es el final del proceso, sino la definición de las reglas del juego para la siguiente fase.
Una decisión de esta transcendencia requiere análisis profesional especializado. En nuestro despacho acompañamos a empresarios durante todo el proceso, desde las primeras actuaciones hasta la resolución definitiva, asegurando que cada decisión esté respaldada por un análisis técnico completo y una estrategia diseñada específicamente para su situación particular.